viernes, 9 de noviembre de 2012

martes, 6 de noviembre de 2012

Bricosteps

step1
Y así podemos resumir básicamente hora y media de montaje, risas, peleas y admiración.
step 2 remain calm
Remain calm.

step 3 pieces
Piezas. Lo mejor de todo es que no vienen identificadas. Distinguir entre la pieza C, D y E fue una odisea.




El comienzo



Hay pasiones, manías y obsesiones que todos llevamos dentro, como un gran secreto. A algunos nos gusta cantar con el mando de la tele y hacer aquellos pasos imposibles y esos vibratos de voz interminables delante del espejo del baño. Otros soñamos con ganar un Oscar y dedicárselo a aquel profesor que tanto nos desanimó con el mundo del espectáculo y nuestra vocación de intérpretes. A otros nos gusta entrenar en el gimnasio y fantasear con la idea de que somos atletas olímpicos. 

En general, hay una gran proporción de nuestras pasiones, manías y obsesiones que hace referencia al mundo de las manualidades. Yo nunca fui habilidosa en plástica (o pretecnología, llamadlo como queráis), pero lo que sí tuve siempre fue una enorme imaginación y capacidad de abstracción. Creaba mundos perfectos, aunque también tormentosos, y los materializaba en peluches, muñecas y juguetes similares hasta que me hice demasiado mayor como para seguir jugando. Siempre quise tener una casa de muñecas; llegué a tener una tamaño real, pero el cambio de casa me obligó a dejarla atrás. Y viví rodeada de fascículos que cada otoño salían e invitaban a coleccionar mil y una casas. A mi madre siempre le parecieron muy grandes, un estorbo. Y por una parte, se lo agradezco. ¿Dónde encajaría ahora mismo una casa victoriana de esas características? Sin embargo, hace unos años, comencé a investigar la posibilidad de tener mi propia casa de muñecas pero más adaptada a mis gustos. La idea quedó en una simple quimera mientras pasé el tiempo decorando mi casa de verdad. 

De repente, empecé a obsesionarme de nuevo con la posibilidad de conseguir una casa moderna. Páginas y páginas hasta que llegué al modelo de casa moderna de muñecas con el que siempre había soñado. Y estaba a la vuelta de la esquina, bueno, más bien al otro lado del planeta; pero nada que un magnífico regalo de cumpleaños no pudiese justificar. Y así llegó, como uno de los mejores regalos que me han hecho, mi Dylan House.